El escritor chino Qiu Xiaolong nos remite en esta novela, Cuando el rojo es negro, a la China de los últimos años de Mao, en la cual se plantaron las semillas de lo que es la China actual en la cual, y por mor del desarrollo económico, es posible ver en las mismas coordenadas geográficas como los rascacielos de última tecnología comparten espacio con pequeñas viviendas dignas de cualquier suburbio del tercer mundo.
En esta novela tendremos ocasión de contemplar la otra cara de China: la de los sueldos míseros, las condiciones de vida insalubres y unas condiciones vitales infrahumanas. En este contexto se desarrolla la acción de Cuando el rojo es negro. En unas casas que anteriormente se erigieron para la clase burguesa ahora viven en estado de completo hacinamiento disidentes que fueron purgados en la Revolución Cultural con maoístas convencidos de la valía del Gran Timonel. En estas viviendas se produce el asesinato de una disidente que será investigado por el detective de la policía Yu Guangming.
Sin apenas medios para llevar a cabo la investigación ya que su jefe se encuentra enfrascado no en una investigación policial, sino en una traducción al chino de un proyecto inmobiliario, el detective tendrá que hacer frente a una investigación atípica en la cual resultará culpable de la muerte de la joven uno de esos universitarios que fueron mandados masivamente al campo durante la Revolución Cultural.
Un magnífico fresco de época en la cual China se hallaba inmersa en la Revolución Cultural instigada por Mao con el único propósito de no perder su omnímodo poder. Estampas de la China que fue y de los orígenes de lo que podemos encontrar en China en estos momentos: desarrollismo, altos porcentajes de crecimiento económico, la dualidad entre las ciudades y el campo.