Encontrar las facciones antiguas que el tiempo ha sepultado con mayor o menor saña. Es un ejercicio algo extenuante así que, salvo en casos de facciones que todavía conserven la dulzura en sus promontorios más destacados, como la cumbre de los pómulos, el cabo de la barbilla o las sequoias de las orejas, hagan trampa. Coloquen una foto de la época en el espejo y haciendo doble click en el icono del reloj de arena, según miran el espejo abajo a la derecha, busquen su rostro de cuando sabían que los reyes guardaban en su cintura un pistolón pirata, una muñeca sonriente, una baraja marcada con su nombre en ella.
Es un ejercicio de cocina. Hay que pelar la cebolla de hoy para que aparezca el brillo de la mandarina del ayer. Deje atrás la equívoca capa del presente con su agenda de plomo y siga hacia donde ya no reina la gravedad. Siga el sonido de campanillas, ponga una balada cursi que afile el cuchillo, déjese su agenda de adulto allá donde yacen los peines con los restos capilares de la última batalla perdida, avance un poco hasta que la niña o el chico salgan al espejo a saludar. No se emocione, esto no es un tobogán emotivo, sólo es un ejercicio de disparador de creatividad. Las lágrimas son dejarlas en el reseco tintero. Mojen la pluma, repinten el teclado, maquíllense los labios, en definitiva, escriban.
La noche de reyes, a las doce en punto, deberán volver a dejar su gorra/corona y la foto en el cajón de materiales radioactivos, sobre el piano abandonado, debajo del teclado, en el secreter de mamá. No olviden tampoco saludar a las calabazas.
(me voy a tomar un café & estoy algo viejo para esto & :DDD )
fwel diciembre 10 2008 23:00:13
Bueno, pues aquí estamos un año más y claro que si nos llamáis de esa manera a filas, oye, pues imposible faltar... menudas pintas las del gordo!