Se apagó la voz de Harold Pinter, un Nobel en perpetua rebeldía.
"Él fue un grande", dijo Fraser en una breve declaración, al subrayar que supuso "un privilegio vivir con él durante 33 años" y que "nunca será olvidado".
La enfermedad ya impidió a Pinter -famoso también por su compromiso político de izquierdas y su pluma contestataria- acudir este mes a recoger el título de doctor "honoris causa" en la Central School of Speech and Drama de la Universidad de Londres.