En su último ensayo, “Testo Yonqui”, explica cómo el capitalismo cambió su forma de producción tras la segunda guerra mundial y se convirtió en farmacopornográfico, al ser estos dos sectores, las industrias farmacéuticas y pornográficas, los principales productores en la economía de mercado. Todos recurrimos a las soluciones químicas que nos proporcionan las autoridades médicas, cuando sufrimos algún malestar físico o psicológico, y se invierten miles de millones en investigación sobre la curación o el alivio de enfermedades o trastornos, eso sí, siempre que ocurran en el primer mundo donde la venta de fármacos es económicamente rentable. Por otra parte, basta con encender el televisor por la noche o navegar por Internet, para darse cuenta de la inmensa cantidad de producción pornográfica que existe, transformando la estimulación sexual en omnipresente.
Con un estilo claro, directo y provocador, Beatriz Preciado nos explica cómo los que ejercen el poder desde estos sectores controlan nuestras vidas incluso en los aspectos más íntimos, diciéndonos cómo debemos sentirnos, cuáles son las características que deben acompañar a nuestra identidad de género, qué sustancias debemos ingerir y en qué circunstancias, cómo debemos practicar el sexo, qué es atractivo en esta parcela de nuestra vida. También nos cuenta cómo experimentó en sí misma los efectos de una hormona, cuyo uso está más restringido que el de otras similares pero con efecto contrario, la testosterona, cómo vivió en esos días el dolor por la muerte de un amigo y cómo, por entonces, empezó la relación con su pareja.
Si alguien está buscando un libro amable para disfrutarlo en estos días navideños, mejor que escoja otro título. Al contrario que en sus entrevistas, donde nos explica sus teorías en un tono sereno y pedagógico, en este libro Beatriz Preciado nos sacude con su crudeza y nos obliga a replantearnos muchos conceptos que hemos asumido, porque quizá sea el momento de deshacernos de algunos y modificar otros.